Desde la antigüedad, el propósito de la medicina ha sido siempre el curar las enfermedades y, en ciertos casos, el prevenirla. La profesión médica ha adoptado, en cada época histórica determinada, rasgos que han expresado, la actitud que ha asumido la sociedad hacia el hombre y su cuerpo y la valoración que ha hecho de su salud y de la enfermedad. De modo que el ejercicio de la profesión médica ha entrañado siempre una vocación de servicio y, por lo tanto, ha demandado del médico la necesidad de cultivar determinadas cualidades estrechamente relacionadas con esta vocación:
- Estar dispuesto siempre a ayudar a otro.
- Conocimientos necesarios y suficientes acerca del origen y naturaleza de las enfermedades, así como de sus principales características.
- Habilidades y destrezas para ejercer la curación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario